El vínculo de los padres con sus hijos todos estos años, el afecto demostrado en acciones sin entrar en proteccionismos; el seguimiento permanente, el disponer de tiempo para comunicarse sobre distintos temas, el pasar el tiempo juntos y en armonía; contar las estrellas en el firmamento, hablar del sol, la luna, hablar sobre temas como la política, el propiciar debates sin acaloramientos, el que un mismo argumento se pueda analizar de distintas formas, el admitir algunas veces, que su hijito sabe más que su progenitor en cuestiones de tecnología, por mostrar solo algunos ejemplos de un padre democrático.
Siguiendo la idea anterior si este hijo se sienta amado no discriminado, donde no hay preferencias con ninguno de sus hermanos, éste es el mejor regalo para el hijo adolescente, es la puerta de entrada, donde llega con seguridad a la meta, con pies firmes para enfrentar la vida, además que todo se confabula para abrir las puertas a este nuevo ser, igualmente el universo enviará rayos de más luz y sabiduría. Todo esto explica en cierta forma el papel del padre en el tiempo de la preadolescencia. Las investigaciones han demostrado que a mayor vinculación de los padres mejor será el resultado de sus hijos. Por ello la preparación para la adolescencia se da desde los primeros años, es tarde para un padre que ha sido distante la mayor parte del tiempo, aunque decida cambiar ya no será el amigo de su hijo, ya que éste ha tenido suficiente tiempo para formarse su propia concepción; sin embargo se dice que nunca es tarde para cambiar, así que no esperemos llegar retrasadamente.